Condenamos la violencia. Criticamos el abuso de poder y denunciamos el uso indiscriminado de de la fuerza. Nos alzamos contra la intolerancia, nos exaltamos al ver escenas de furia, censuramos la crueldad. Vivimos en una sociedad acostumbrada a los excesos, en la que cada día asistimos a situaciones en las que prima la vehemencia.
Nos rebelamos para no acostumbrarnos a esto. Queremos huir de cualquier trance que nos provoque saña, tirantez, disgusto. Estamos radicalmente en contra de la violencia, pero todos somos violentos. Y esa dicotomía nos atormenta.
¿Por qué está el mundo tan lleno de agresividad? ¿Por qué son tan frecuentes la hostilidad y la crueldad entre los seres humanos? ¿Por qué se amenazan entre sí las naciones con el exterminio nuclear? ¿Por qué aumenta la delincuencia prácticamente en todas partes? ¿Cuál puede ser la respuesta? La más cómoda es, desde luego, afirmar que el ser humano es un ser imperfecto, nacido en pecado y agresivo por naturaleza. Además, esta explicación es satisfactoria para casi todo el mundo, porque a quien nace predeterminado no puede culpársele por su forma de comportarse.
El Festival 10 Sentidos, en su VIII edición, pretende reflexionar acerca del concepto de violencia, que nos abruma y nos fascina a partes iguales, que nos rodea y nos persigue, y generar un diálogo para desmantelar el sistema violento e injusto en el que vivimos.