Hemos leído que los años noventa fueron algo así como la adolescencia del tiempo. Durante esta década que terminó con la Guerra Fría, pensadores como Fukuyama llegaron a afirmar que sería el fin de la Historia, que habían acabado las guerras y que todo lo que estaba por venir no podía ser otra cosa más que prosperidad.
Nosotros nacimos y crecimos en los años noventa. Jugábamos a ser mayores y fantaseábamos con un futuro como el de nuestros padres. Nos prometieron, de hecho, que ese futuro sería mejor que el suyo.
La pieza se construye sobre la idea del regreso. Un romance a nuestra generación y a los padres de nuestra generación. ¿Qué podríamos decirnos? ¿Cómo podríamos escribir un relato de reconciliación? Visto el presente, miramos hacia atrás e intentamos conjugar Historia con historia para tratar de lanzar al vacío algunas preguntas que todavía esperan respuestas.
Iván Mozetich y José Ramón Pujante