En su libro «Alone and lost», el escritor Eshkol Nevo evoca la imagen de los «Solos perdidos»: aves solitarias que irrumpen inesperadamente lejos de sus rutas migratorias habituales, extraviadas de su bandada en territorios ajenos. Como si un cortocircuito interno o un capricho genético las desviara. Un fenómeno insólito, sin certezas absolutas. «Lost solos» de Atacama, es una poética reflexión sobre estas criaturas que desafían las normas establecidas, alterando sus trayectos ancestrales y optando por senderos fuera de lo colectivo. La puesta en escena de una de estas obsesiones sociológicas. ¿Acaso esa otredad es síntoma de una fractura interior o la manifestación de una naturaleza original y excepcional?
Las dinámicas relacionales mutan, transforman el tejido social y comunitario. Lo actual parece orbitar hacia el aislamiento, la disolución del nosotros en comunidad. Como esos pájaros desorientados en continentes extraños, el ser humano experimenta perplejidad ante el desmoronamiento de referentes culturales sólidos, la constante puesta en tela de juicio de valores y certezas. Sin embargo, esta capacidad de cuestionar lo preestablecido, de explorar senderos inéditos y dibujar una existencia a medida, es también una conquista. La desorientación se revela como una etapa necesaria en el viaje íntimo hacia el autodescubrimiento, un rodeo constante e irrenunciable para alcanzar la propia esencia.