Este es un dispositivo de experimentación escénica pensado para poner al público en el centro de una experiencia inmersiva, de modo que quienes participan en él son parte activa del hecho artístico. El torbellino “Il Terzo Reich” de Romeo Castellucci está basado en la representación espectral de todos los sustantivos del diccionario italiano, traducidos al castellano y proyectados a gran velocidad en una secuencia, a modo de disparos, en una pantalla gigante, lo cual provoca en la percepción del espectador la sensación de pérdida de control. Una bomba con orfebrería de reloj suizo que se autodestruye al tratar de definirla.

La velocidad de este tsunami nominal está calibrada al límite de nuestra percepción. Nuestra retina y memoria luchan por retener cada vocablo que aparece y desaparece en un abrir y cerrar de ojos. Nuestra mirada, forzada a seguir este ritmo frenético, llega a un punto de saturación, una fusión perceptiva justo antes de que nuestra comprensión se desvanezca. En ese parpadeo constante, los términos individuales se vuelven indistinguibles. En esta frontera de la percepción, algunas palabras, como chispazos, se imantan en la corteza visual de cada espectador, mientras que la mayoría se pierden en el olvido del desconcierto.

Il Terzo Reich es la imagen de una comunicación impuesta, obligatoria, cuya violencia va pareja a su pretensión de igualdad. En este contexto, el lenguaje se convierte en una herramienta opresiva que despoja a la realidad de su singularidad. Los sustantivos, despojados de su significado individual, se derraman en masa como objetos idénticos, reflejando esa lógica de control y uniformidad que anula cualquier posibilidad de disidencia. El ruido blanco. El enmascaramiento parcial de los estímulos del entorno. El contundente paisaje sonoro del músico experimental electroacústico Scott Gibbons, que acompaña la instalación, es toda una declaración sonora que hace del caos algo ineludible.