Y así, de repente, se desató la tragedia… El 11 de abril de 2022, una tormenta sin precedentes azotó la costa este de KwaZulu-Natal, Sudáfrica. En menos de 24 horas, cayeron alrededor de 400 litros por m2 de lluvia, un torrente desatado por un ciclón subtropical que surgió a escasa distancia de la costa. La ciudad de Durban y sus alrededores se convirtieron en el epicentro de una catástrofe que dejó una huella imborrable: 448 vidas perdidas, 43 personas desaparecidas y unas 40.000 personas sin hogar. Este desastre puso de manifiesto la vulnerabilidad de los entornos urbanos ante el calentamiento global y cómo el cambio climático se erige como un obstáculo para el progreso.
Trágicas conexiones. Estas inundaciones, junto a la DANA que sufrió recientemente Valencia, han impulsado el proyecto coreográfico «Flood». A partir de las conversaciones y de las ideas comunes de las creadoras se propone un espacio de encuentro y trabajo conjunto.
Una pieza que, nacida de la coincidencia de estas tragedias, adopta una poética de carácter documental para explorar las vivencias de dos bailarinas que padecieron estas catástrofes en sus respectivas ciudades, jugando con los límites de lo físico y lo emocional. A través de una voz en off, sus pensamientos, temores y recuerdos se entrelazan mientras sus cuerpos se mueven para liberar el miedo y la oscuridad que dejaron las inundaciones.
«Flood» se convierte en un homenaje a las víctimas, un grito contra la amargura y una llamada de atención al mundo. Un acercamiento coreográfico que busca despertar conciencias sobre la urgencia de actuar frente al cambio climático y sus devastadoras consecuencias.