Cuando el periodista del New York Times, Sam Anderson, se enteró de la muerte del último macho de Rinocerontes Blancos del Norte, cogió un vuelo a Kenia para observar y narrar con detalle la vida diaria de las dos últimas representantes de esta especie, que desaparecería definitivamente de la tierra una vez hubieran muerto. La imagen indiferente
de estos individuos frente al destino de su especie transmitió al reportero una sensación de
paz, en un momento de incertidumbre global. Core busca, a través de una investigación formal sobre distintos estilos de danza urbana (Krumping, Finger Tutting, Waving, Afro…), ofrecer la imagen del hombre que baila porque ha descubierto que, como lo expresa Paul Valéry, tenemos «demasiada energía para nuestros menesteres». Es decir, presentar la danza como exceso, como celebración derivada de la vida. Bailar hasta el agotamiento, bailar hasta el final porque tal vez ya no haya nada más que se pueda hacer.
Idea, dramaturgia y dirección: Gaston Core
Coreografía: Gaston Core y Oulouy, con la colaboración de Aina Alegre en la composición
Interpretación: Oulouy
Espacio sonoro: Jorge da Rocha
Estilismo: Juanjo Villalba
Diseño de luces y dirección técnica: Ivan Cascon
Documentación, Photo & Videomaker: Alice Brazzit
Acompañamiento y difusión: Haizea Arrizabalaga
Coproducción: Festival Grec y Sala Hiroshima.