La tierra gime con cicatrices de asfalto y deforestación, heridas abiertas que sangran biodiversidad perdida. Nuestros cuerpos, a su vez, registran las punzadas del estrés climático, la ansiedad ante futuros inciertos, la fatiga de un planeta febril. El cambio climático no es solo una estadística gélida, sino un tatuaje invisible en la piel del mundo y en la nuestra, una memoria celular de inviernos cálidos y veranos abrasadores, un eco sordo de la fragilidad que compartimos.
«Cicatrius» es una pieza de danza-teatro con seis intérpretes y música en directo que convierte en movimiento el proceso científico de la cicatrización de las heridas, planteando al mismo tiempo la idea de la cicatriz como signo de identidad y huella de las batallas de un cuerpo.
Con este punto de partida y siguiendo un esquema itinerante -evocando las fiestas y procesiones ancestrales y folclóricas, tanto catalanas como sardas-, Cendoya pone el foco en el cuerpo y sus sistemas internos como asociación perfecta. Navega la complejidad global desde una perspectiva territorial y ritual en constante revisión, mientras lanza una mirada certera a la integración de la alteridad, buscando activamente nuevas interpretaciones de la contemporaneidad. Aunque sin sacar conclusiones definitivas. La belleza y la memoria como sanación de las lesiones.